"Gran parte del único y verdadero Infierno es un misterio incluso para muchos de nosotros, los Oscuros"
"Sobre el Infierno circulan muchas creencias equivocadas, y no sólo con respecto a su puerta de entrada..."
"Hoy día, en el Infierno se encuentran los campos de entrenamiento de las hordas demoníacas, cada una de ellas comandada por un capitán y formada por mil diablos."
"—Bienvenidos, diabólicos espíritus —saludó Gerhardus—. Permitid que despeje vuestras dudas. Os encontráis en Mallorca con Sicilia."
"También estoy sobre las obras de la Sagrada Familia de Barcelona. Gracias a las influencias ejercidas sobre ciertos funcionarios municipales, logré que una nueva línea de tren pasara justo por debajo del templo. Creo que es sólo cuestión de tiempo que consiga…"
"Conozco docenas de lugares llamados «Boca del Infierno», «Puerta del Infierno», «Garganta del Diablo» y cosas por el estilo, pero ninguno de ellos es realmente la entrada al Inframundo".
La Garganta del Diablo, de las cataratas de Iguazú (Argentina)
La Boca del Infierno del embalse de entrepeñas, en Sacedón (Guadalajara, España)
"Dentro de aquellas gruesas paredes de piedra el frío parece aún más vivo que fuera de ellas. «La muerte nunca ayuda a caldear el ambiente», piensa el visitante."
"...no es un patio cualquiera, sino algo parecido a un claustro, el más extraño que ha visto en su vida, porque no hay ninguna cubierta sobre las columnas y los capiteles, sino que la inmensa peña que cobija el monasterio sirve también de techo a las galerías".
"Cualquier día el diablo se levanta de mal talante y empuja esa mole de piedra hasta aplastarnos."
"La única que seguía allí, tal y como yo la había dejado, era la catedral."
"...se marchó dejándome en compañía de los cuatrocientos espíritus menores (más o menos) que viven en la catedral, que en mi presencia se hallaban bastante apaciguados."
"Un hombre solo, vestido con una capa de terciopelo negro hasta los pies y con el rostro escondido dentro de un capuz, se detiene bajo la enorme peña."
"Cuando decidí instalarme allí, haciéndome pasar por uno de ellos, el monasterio era poco más que, según dijo alguien, «un lugar alejado de las pasiones del mundo y deleitoso para la vida sosegada de los monjes».
"—La vida monástica favorece mis hábitos. Por eso soy un viejo amigo del lugar. Algo así como un invitado especial."